Los más pequeños de la casa, también son habituales de la consulta del dentista. Caries y problemas periodontales, suelen ser las causas más comunes que llevan a los niños a la tan temida silla del odontólogo. El hecho de que la dentición primaria, es decir, los dientes de leche, vayan a caer antes de dejar sitio a la dentición definitiva, no exime a los más pequeños de sufrir problemas bucodentales que conviene corregir a tiempo. Tras consultar a los odontólogos de BLANC, hemos sabido que otro de los problemas que sufren los niños y que los lleva frecuentemente al gabinete del dentista, es la maloclusión dental. Esta alteración en el proceso de crecimiento óseo de los maxilares y la posición de los mismos dientes, desemboca en un mal funcionamiento de boca como aparato para la masticación. Además, en numerosas ocasiones, también deriva en alteraciones estéticas asociadas a la misma maloclusión.
Para evitar posibles alteraciones en la formación de la dentición y las posibles consecuencias que de ellas se puedan desencadenar, lo más conveniente es que antes de los siete años, los niños acudan al odontólogo. Según la Sociedad Española de Ortodoncia, antes de esta edad ya puede hacerse un diagnóstico precoz de maloclusión y plantearse un tratamiento eficaz para evitar males mayores.
No hacer un tratamiento a tiempo para evitar este tipo de problema, puede agravar la maloclusión, por lo que, en un futuro, se desarrollará con toda probabilidad, la necesidad de aplicar tratamientos más complicados. Dentro de la gravedad, lo más relevante es que puede darse a consecuencia de la misma, una alteración de las distintas funciones orales. Alteraciones en la fonación, dificultar para masticar o alteración en la deglución y el sellado labial, entre otras, pueden ser consecuencia directa de una maloclusión originada en la infancia.
Un tratamiento interceptivo, evitará que un problema de este tipo, se agrave. El momento adecuado para aplicarlo sería durante la transición de la dentición temporal a la mixta, puesto que se trata de un tratamiento enfocado a la corrección de las alteraciones incipientes. Aquellas que aun no han culminado y son evitables de una manera más sencilla.
Factores relacionados con la maloclusión infantil
Generalmente, las maloclusiones empiezan a manifestarse desde la infancia. No se trata de una alteración propia de la edad adulta, más bien en la edad adulta es donde son más evidentes sus consecuencias. Sin embargo, es durante la etapa de desarrollo del prepúber, cuando la anatomía se esta formando, cuando puede darse la maloclusión en los maxilares y la dentadura. Tanto la genética como la herencia paterna, o los malos hábitos que se adquieren y desarrollan a edad temprana, son parte del origen de este tipo de alteraciones.
Por estas razones, la maloclusión infantil debe tratarse en este momento de la vida. De este modo, se evita que la patología se agrave y el adulto, deba someterse a tratamientos más prolongados y complejos.
A su vez, existen una serie de hábitos que los más pequeños adquieren y pueden producir una alteración en el crecimiento y formación de la mandíbula y contribuir a que aparezca la maloclusión.
La respiración por la boca, es decir oral. El acto o hábito de respirar por la boca en lugar de hacerlo por la nariz, aparece a edades tempranas. Este tipo de respiración, puede ser solo nocturna, al hablar o de tipo mixto (el pequeño respira a la vez por nariz y boca).
Chuparse el dedo, conocido como succión digital. El dedo esta en contacto con el paladar provocando una deformidad con el tiempo. Esta deformidad del paladar, causada por la succión digital, puede conllevar la aparición de problemas como mala mordida, dientes separados o un paladar mas profundo y estrecho.
Utilizar el chupete más de la cuenta. Un uso prolongado e inadecuado del mismo, puede generar trastornos en el desarrollo del paladar y la mandíbula del niño. El desplazamiento de los dientes y la mandíbula, pueden darse a consecuencia de utilizar el chupete durante demasiado tiempo. Se recomienda que no se use el chupete a partir de los dos años.
Una deglución atípica y la interposición lingual generan que la lengua se apoye de forma prolongada sobre los dientes de la región anterior. La posición de la lengua entre los dientes de ambas arcadas, constituye uno de los factores desencadenantes de maloclusión más comunes y frecuentes.
Tipos de maloclusión
A razón del lugar en el que se produzca la maloclusión, estas se clasifican en tres tipos dentro de los planos de espacio en los que se secciona la boca:
- Maloclusiones en el plano transversal. Este tipo de maloclusión se da cuando no existe una coordinación entre el ancho del maxilar superior y la mandíbula. La más habitual es la conocida como mordida cruzada que se produce a causa de un maxilar superior más estrecho que el inferior.
- Maloclusiones en el plano vertical. En este caso, las maloclusiones, pueden degenerar en una mordida abierta o sobremordida aumentada. Esto conlleva una implicación de los incisivos superiores e inferiores que no llevan a tocarse en el primer caso; en el caso de sobremordida aumentada, ocurre justo lo contrario, entran demasiado en contacto pudiendo llegar a quedar solapados.
- Maloclusiones en el plano sagital. Las maloclusiones de esta categoría, hacen referencia a la posición de la mandíbula y los dientes inferiores respecto al maxilar y la dentadura de la arcada superior.
A su vez, la maloclusión de clase I, indica que la relación entre el hueso maxilar y la mandíbula es correcta.
Para las maloclusiones de clase II, se produce una posición adelantada del maxilar superior, asociada generalmente a una mandíbula cuya posición se haya atrasada y poco desarrollada. Se trata de la maloclusión que cuenta con mayor prevalencia entre la población española. Su tratamiento es altamente predecible en niños.
Dentro de las maloclusiones de clase III, se observa una posición adelantada de la mandíbula respecto al maxilar superior. Esto implica una mordida invertida en la mayoría de los caos, colocándose los incisivos inferiores por delante de los superiores. Se da con menor frecuencia que las maloclusiones de clase II, la posibilidad de tratamiento existe, pero no se puede predecir su pronóstico a pesar del seguimiento.
En cualquiera de los supuestos, lo más importante es la detección temprana y precoz de cualquier tipo de problema que pueda darse en la zona maxilofacial y la propia boca. Los tratamientos interceptivos, como indica su nombre, interceptan el mal desarrollo de los maxilares y la mandíbula. De este modo, se produce una corrección temprana y por tanto, las consecuencias de la patología son mínimas.
Uno de los mayores beneficios que supone este tipo de tratamientos a edad temprana, es que se evitan las numerosas complicaciones que puede conllevar una maloclusión en los adultos. La ortodoncia interceptiva, dirige el desarrollo de los huesos maxilares superiores y la mandíbula en la posición y tamaño correctos. Una vez termina el desarrollo, la corrección de una mala mordida, puede ser solo posible mediante una cirugía correctiva.
Prestar atención a los hábitos que presentan los peques, evitar que respiren por la boca, se chupen el dedo de forma continua o quitarles el chupete cuando corresponde, pueden evitar muchos problemas de maloclusión.
Huelga decir que según los dentistas y expertos en cirugía oral y maxilofacial, la gran mayoría de los adultos, padecemos algún tipo de maloclusión. Generalmente es leve y no necesita ningún tipo de tratamiento para su corrección. Esto quiere decir que la sonrisa perfecta, la alineación de los dientes y la mandíbula más correcta, apenas se da de forma natural.