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La importancia de educar a los más jóvenes en la inteligencia emocional

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¿Cuántas veces has escuchado a una madre decirle a su hijo que no llore? O a un profesor pedirle a un alumno que no se altere, que «no es para tanto». ¿Te has dado cuenta de cuántas veces, sin querer, intentamos controlar o minimizar las emociones de los más jóvenes? ¡Incluso lo hacemos con nosotros mismos todos los días!

Desde pequeños, los más pequeños reciben mensajes a diario de que ciertas emociones no son adecuadas o que deben esconderse. ¿Pero qué pasaría si, en lugar de enseñarles a reprimir lo que están sintiendo, les diéramos las herramientas para entender, gestionar y aceptar sus emociones? ¿Cómo sería el mundo si cada persona creciera sabiendo que sus emociones son válidas y que no deben disculparse por sentir lo que están sintiendo?

Enseñar inteligencia emocional a los más jóvenes no es solo un capricho de la era moderna y actual. Es una necesidad real para que puedan enfrentar los desafíos de la vida de una manera más saludable. La pregunta no es si debemos hacerlo, sino cómo podemos lograrlo de manera efectiva. ¿Cómo educarles para que aprendan a valorarse, a ser empáticos, y, sobre todo, a validar lo que sienten sin depender de lo que los demás opinen?

 

¿Qué es la inteligencia emocional?

Primero, es importante que entiendas qué es la inteligencia emocional. Puede que hayas escuchado estas palabras muchas veces, pero no siempre está claro qué significa realmente.

Los psicólogos especializados en Terapia Gestalt pSi nos explican que la inteligencia emocional “es la capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras emociones, así como de percibir y manejar las emociones de los demás”.

Daniel Goleman, uno de los principales estudiosos en este campo, divide la inteligencia emocional en cinco áreas fundamentales:

  1. Conciencia emocional: ser capaz de identificar nuestras propias emociones y las de los demás.
  2. Autorregulación emocional: gestionar las emociones para evitar que nos controlen.
  3. Motivación: usar nuestras emociones para alcanzar metas y mantener una actitud positiva.
  4. Empatía: entender las emociones de otras personas, lo que nos ayuda a ser más compasivos y a tener mejores relaciones.
  5. Habilidades sociales: manejar bien nuestras relaciones, comunicarnos de manera efectiva y resolver conflictos de forma constructiva.

Si puedes ayudar a los niños y adolescentes a desarrollar estas áreas, les estarás dando una base sólida para su bienestar emocional y sus relaciones futuras.

 

La importancia de la inteligencia emocional para amarnos a nosotros mismos

Uno de los grandes beneficios de la inteligencia emocional es que nos ayuda a amarnos a nosotros mismos, aunque parezca que no está relacionado una cosa con la otra.

Esto es clave, porque muchas veces la falta de amor propio lleva a que tengamos problemas de autoestima, inseguridades, e incluso ansiedad y depresión. Cuando enseñas a los jóvenes a reconocer sus emociones y a comprender por qué se sienten de cierta manera, les estás ayudando a desarrollar una mejor relación consigo mismos. Les estás enseñando a aceptarse y a comprender que sus emociones y lo que sienten importa. Por lo tanto, ellos importan.

El amor propio no es algo que simplemente surja de la nada. Se cultiva, se aprende y se fortalece a lo largo del tiempo. Si no les damos a los más jóvenes las herramientas necesarias para entender sus emociones, para aprender a validarse a sí mismos, entonces es muy probable que busquen esa validación externa (en la opinión y en el juicio de los demás, incluso de personas que no conocen de nada). Y el problema de depender de la aprobación de los demás es que puede llevar a una insatisfacción constante. Si siempre buscas que otros te validen constantemente, nunca te vas a sentir completamente feliz.

 

Validar nuestras emociones frente a la opinión de los demás

En un mundo donde siempre estamos expuestos a las opiniones de los demás (piensa en las redes sociales, los grupos de amigos, incluso la familia), es muy fácil caer en la trampa de basar nuestras emociones y decisiones en lo que otros piensan o dicen. Pero, ¿cómo les enseñas a los jóvenes que lo que ellos sienten es válido, independientemente de lo que opinen los demás?

Primero, es importante que comprendan que cada uno de nosotros es único y que nuestras emociones, por tanto, también lo son. Si un niño se siente triste porque no le invitaron a una fiesta, esa tristeza es válida, aunque otros le digan que no es para tanto. Si un adolescente se siente ansioso por un examen importante, ese sentimiento también es válido, aunque sus amigos no parezcan estar tan preocupados como él, porque lo llevan mejor o confían más en sí mismos.

Una forma eficaz de enseñar esto es a través de la validación emocional. ¿Qué significa validar las emociones? Básicamente, significa reconocer que lo que sientes es real y tiene un motivo. No se trata de juzgar si una emoción es «correcta» o «incorrecta», sino de aceptarla y entender por qué está ahí.

Enseña a los más jóvenes a decirse a sí mismos: «Está bien que me sienta así», en lugar de cuestionarse constantemente o compararse con los demás.

 

¿Por qué es importante educar a los jóvenes en la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es fundamental para el bienestar general.

Si los niños y adolescentes no saben cómo gestionar sus emociones, es probable que experimenten problemas emocionales en el futuro, como la ansiedad, el estrés o la depresión. Enseñarles a reconocer, entender y regular sus emociones desde una edad temprana les dará las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con más serenidad y aceptación.

Además, los jóvenes que desarrollan inteligencia emocional suelen tener mejores relaciones con los demás. Ser capaces de entender las emociones de los demás y de comunicarse de manera efectiva reduce los conflictos y fomenta una mayor empatía y cooperación en los grupos sociales, ya sea en la escuela, en el hogar o en el trabajo.

 

Trucos y actividades para enseñar inteligencia emocional

Ahora que comprendes la importancia de la inteligencia emocional, quizás te preguntes cómo puedes ayudar a los jóvenes a desarrollar estas habilidades.

Aquí tienes algunas ideas que pueden ser útiles, tanto si eres padre, profesor, o trabajas con jóvenes en cualquier otra capacidad.

  1. Diario emocional: Anima a los jóvenes a llevar un diario donde escriban cómo se sienten cada día. Al final del día, pueden reflexionar sobre sus emociones y tratar de entender de dónde vienen. ¿Por qué me sentí hoy enfadado? ¿Qué provocó que me sintiera ansioso? Este ejercicio ayuda a mejorar la conciencia emocional y a desarrollar la capacidad de autorreflexión.
  2. Taller de «Emociones en palabras»: Organiza un taller donde los niños o adolescentes aprendan a poner palabras a sus emociones. Puedes usar tarjetas con diferentes emociones (alegría, tristeza, frustración, etc.) y pedirles que hablen de momentos en los que han experimentado esas emociones. Esto les ayuda a identificar y comunicar sus sentimientos.
  3. Juego de roles: Otra actividad efectiva es hacer juegos de roles en los que los jóvenes representen diferentes situaciones emocionales. Por ejemplo, uno puede hacer el papel de una persona que se siente frustrada, mientras que otro puede interpretar a alguien que le brinda apoyo emocional. De esta manera, practican la empatía y el manejo de emociones en situaciones sociales.
  4. Meditación guiada: Las prácticas de mindfulness o meditación guiada también pueden ser muy útiles para enseñar autorregulación emocional. A través de ejercicios de respiración y relajación, los jóvenes aprenden a calmarse en momentos de estrés o ansiedad y a mantenerse en el presente.
  5. Taller de validación emocional: Puedes crear un espacio donde los jóvenes practiquen la validación emocional. Esto puede hacerse en grupo, donde cada uno comparte una emoción y los demás practican escuchar sin juzgar. El objetivo es que cada persona que hable se sienta comprendida y aceptada. Este tipo de actividad fomenta tanto la autorreflexión como la empatía.
  6. Círculos de confianza: Fomentar círculos de confianza es una excelente manera de ayudar a los jóvenes a abrirse emocionalmente. Estos círculos consisten en reunir a pequeños grupos de jóvenes y permitirles hablar de sus emociones y preocupaciones en un ambiente seguro y sin juicios. Aquí aprenden a compartir, validar las emociones de los demás y, a su vez, a recibir apoyo emocional de sus compañeros.

 

Las emociones no deben esconderse, todas tienen su razón de ser

Es esencial que recordemos que, en esta vida, todas nuestras emociones tienen un propósito y un valor concreto. Ya sea la alegría que nos impulsa a celebrar algo, la tristeza que nos enseña a ser más compasivos, o la ira, que puede motivarnos a hacer cambios, cada sentimiento tiene algo que comunicarnos. Al aprender a aceptar y expresar nuestras emociones en lugar de ocultarlas, nos permitimos vivir de forma más auténtica.

Es importante enseñar a los más jóvenes que está bien sentir y que no deben avergonzarse de sus emociones. Validar lo que sienten les ayudará a crecer con confianza y a desarrollar relaciones más saludables con los demás.

Al final, cada emoción es una parte fundamental de cada uno de nosotros. Así que aceptemos y valoremos cada sentimiento, porque todos son importantes en nuestro para conocernos mejor y conectar con los demás.

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