Cuidados postparto que todas deberíamos conocer.

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El postparto es una etapa que, aunque llena de emociones intensas y momentos de felicidad, puede ser una de las más complejas y desafiantes en la vida de una mujer. Tras el nacimiento de nuestro bebé, todo cambia, y nuestro cuerpo pasa por una recuperación que no siempre es tan inmediata como nos gustaría. Por eso, hoy quiero compartir con vosotras algunos cuidados postparto que todas deberíamos conocer, porque nuestra salud y bienestar también merecen atención durante este proceso.

Cuando me convertí en mamá, no sabía muy bien qué esperar del postparto. Pensaba que la parte más difícil era el embarazo y el parto, pero pronto me di cuenta de que la recuperación requería mucha más paciencia de la que había anticipado. Nuestro cuerpo ha pasado, por tanto: el embarazo, el parto, y ahora, la vuelta a la normalidad. Al principio, no entendía por qué me sentía tan agotada, por qué mi cuerpo no respondía como antes, pero con el tiempo comprendí que el postparto es una etapa de adaptación, donde todo toma tiempo.

Y lo peor, sinceramente, es que la recuperación postparto no es lineal. Hay días en los que te sientes como nueva, y otros en los que el cansancio, el dolor o la incertidumbre te hacen dudar de si alguna vez te sentirás como antes. Lo importante es tener presente que, aunque pasen semanas o incluso meses, el cuerpo necesita tiempo para sanar, y no hay prisa. Uno de los mayores aprendizajes para mí fue no apresurarme y aceptar que la recuperación es un proceso lento y progresivo.

Así que, a raíz de mi experiencia quiero mencionar algunos de los cuidados posparto más relevantes que pueden serte de utilidad si vas a ser mamá:

  1. El descanso es muy importante.

El descanso es lo primero que me dijeron después de dar a luz, pero en ese momento no sabía cuánto lo iba a necesitar. Con un bebé recién nacido que se despertaba cada pocas horas, el descanso parecía una misión imposible. Sin embargo, con el tiempo comprendí que, aunque fuera en pequeños intervalos, tenía que dormir. Mis amigos y familiares me decían que aprovechara cuando mi bebé dormía para descansar también, y al principio me parecía imposible, pero luego entendí lo vital que era para mi bienestar.

Cuando no descansamos lo suficiente, nuestro cuerpo no puede recuperarse adecuadamente. Empecé a delegar más tareas y a no sentirme culpable por pedir ayuda. Mi pareja se encargaba de algunas noches, y mi madre, cuando podía, me apoyaba durante el día. ¡Es importante recordar que no estás sola! Y si no tienes ayuda directa, trata de organizar tus tiempos para descansar un poco cada día. Incluso descansar mientras tu bebé duerme es fundamental para poder afrontar el día con más energía y menos estrés.

  1. Presta especial atención a la zona vaginal y la episiotomía.

Uno de los temas más delicados del postparto, que nunca me había atrevido a preguntar, fue el cuidado de la zona vaginal después de la episiotomía. Nadie te avisa del dolor que puedes sentir en esa zona, ni de lo incómodo que puede ser sentarse o caminar los primeros días. Para mí, fue un proceso doloroso al principio, pero entendí que todo era parte de la recuperación.

Al principio, la sensación era como una mezcla de ardor y presión. Hacía lo que me recomendaron, como mantener la zona limpia con agua tibia y evitar las compresas con productos que pudieran irritar. Además, los baños de asiento fueron una gran ayuda, y las compresas frías me aliviaban enormemente. En cuanto a la recuperación, fue una etapa de mucha paciencia, pero gracias a los cuidados y consejos de mi médico, en la Clínica Rafael Guerra, empecé a notar mejoría, y por ende me sentí mucho más confiada.

  1. Cuidado de los pechos.

La lactancia, aunque es bastante bonita, trae consigo problemas que son difíciles de prevenir. Me da cosa decirlo, pero mis pezones fueron un foco de dolor durante los primeros días y, aunque al principio me preocupaba mucho, pronto entendí que era parte de la adaptación. Asimismo, mis pechos se hincharon, y durante los primeros días de amamantamiento, sentía molestias que no había anticipado.

Recuerdo haber aplicado crema para los pezones recomendada por mi matrona y masajear mis senos antes de dar de mamar, especialmente cuando sentía congestión. Las primeras semanas fueron intensas, pero con el tiempo todo comenzó a estabilizarse. Lo importante es prestar atención a cómo tu bebé se agarra al pecho, ya que un mal agarre puede empeorar las grietas. También utilicé compresas frías cuando la congestión era más intensa, y me sentí mucho más cómoda.

Sé que no todas las mujeres tienen la misma experiencia con la lactancia, y por eso es importante ser justa contigo misma y no sentirte culpable si no todo sale como esperabas: si la lactancia no es una opción para ti o no es posible recurrir a ella por otras cuestiones, recuerda que lo más importante es que tú y tu bebé estéis bien y os sentáis cómodos con dicha decisión.

  1. Cuidado del útero.

Aunque no me lo dijeron explícitamente, pronto comprendí que el útero, al igual que el resto de mi cuerpo, necesitaba recuperarse. Después del parto, el útero comienza a empequeñecerse para volver a su tamaño original, desencadenando en las mujeres cólicos leves que pueden asaltarte sobre todo si estás amamantando a tu bebé. Al principio no profundicé mucho en la causa de sufrir estos dolores, pero luego entendí que era una señal de que mi cuerpo estaba volviendo a su estado original.

Me preocupaba sin duda el sangrado, que puede ser abundante en los primeros días, pero la matrona me tranquilizó explicándome que este sangrado era completamente normal, ya que el cuerpo está expulsando todo lo que no necesita después del parto. A medida que pasaban los días, el sangrado fue disminuyendo, y la sensación de incomodidad se redujo, cosa que me ayudó mucho para descansar mucho mejor.

  1. Alimentación y nutrición.

Durante el postparto, me di cuenta de lo importante que es la alimentación, no solo para mi recuperación, sino también para mi bebé, el cual estaba amamantando. En mi caso, al principio me costaba comer debido al agotamiento y las hormonas, pero pronto aprendí a priorizar mi nutrición. Lo que más me ayudó fue comer de forma balanceada, con muchas frutas, verduras, proteínas y algo de carbohidratos complejos.

Lo más difícil fue asegurarme de beber suficiente agua, sobre todo porque la lactancia aumenta la necesidad de hidratación; al principio olvidaba tomar agua porque mi bebé me requería constantemente, pero pronto me acostumbré a llevar una botella a todas partes para recordar tomar líquidos. Créeme, la falta de hidratación puede afectar tanto tu energía como la producción de leche, por lo que me aseguré de estar bien hidratada todo el tiempo.

  1. Ejercicio moderado.

Después del parto, no tenía muchas ganas de hacer ejercicio, pero sabía que era necesario para mi recuperación. Al principio, el simple hecho de caminar me resultaba agotador, pero poco a poco fui aumentando mis actividades. Los ejercicios de suelo pélvico fueron, en mi caso, uno de los más importantes, ya que me ayudaron a fortalecer esa zona, que había quedado bastante debilitada tras el parto.

Recuerdo que mi matrona me explicó que no debía apresurarme con el ejercicio físico. Es importante dejar que el cuerpo se recupere antes de realizar actividades más exigentes. Al principio, hacía ejercicios suaves, como caminar y estiramientos ligeros, para ir recuperando la fuerza sin forzarme demasiado. Luego, a medida que pasaron los meses, pude incluir actividades más intensas, siempre bajo la supervisión de mi médico.

  1. La importancia del autocuidado.

Por último, uno de los cuidados postparto más importantes fue el autocuidado. Al principio, me sentía culpable por querer un momento para mí, porque siempre pensaba en las necesidades de mi bebé primero. Pero con el tiempo entendí que cuidar de mí misma era fundamental para ser una mejor madre. Tomarme un baño relajante, leer un poco o salir a caminar me ayudó a recargar energías.

¡No debemos olvidarnos de nosotras! El autocuidado no es ser egoísta; es necesario para poder cuidar a otros. Afortunadamente, con el tiempo, aprendí a ser más amable conmigo misma. Si el día no era perfecto, no importaba. Lo importante era que yo estuviera bien, física y emocionalmente, para poder disfrutar de la maternidad y dar lo mejor de mí.

El postparto es sin duda una etapa de ajustes, tanto físicos como emocionales. Aunque el foco está en el bebé, debemos recordar que nosotras también necesitamos cuidados; ser madre es un viaje lleno de dificultades, pero también es una travesía repleta de momentos de felicidad y crecimiento personal.

Recuerda, no hay una forma correcta de ser madre, pero sí una forma correcta de cuidarte, ya que tu salud es fundamental para poder disfrutar de esta nueva etapa. No te olvides de ti misma mientras cuidas a tu bebé ¡El amor propio es el primer paso para ofrecer lo mejor de ti!

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