La odontopediatría es la rama de la odontología que se encarga del cuidado, prevención y tratamiento de la salud bucal en los niños, desde la infancia hasta la adolescencia. Su objetivo principal es garantizar que los más pequeños desarrollen una dentición sana, corrigiendo posibles anomalías desde edades tempranas y fomentando hábitos que les ayuden a mantener una buena higiene oral a lo largo de su vida. Debido a que los dientes temporales o ‘de leche’ cumplen un papel fundamental en el desarrollo del habla, la masticación y la alineación de los dientes permanentes, es fundamental prestar atención a su cuidado desde los primeros años de vida.
La primera visita al odontopediatra suele recomendarse a partir del primer año o cuando aparece el primer diente, lo que permite al especialista evaluar el desarrollo oral del bebé y asesorar a los padres sobre cómo limpiar adecuadamente las encías y los dientes en formación. Uno de los problemas más comunes en la infancia es la caries temprana, que puede aparecer debido a la exposición frecuente a alimentos y bebidas azucaradas, así como al uso prolongado del biberón o el chupete. Si no se trata a tiempo, las caries pueden afectar la estructura dental, causar dolor e incluso interferir con la erupción de los dientes permanentes.
Además de la prevención y el tratamiento de caries, la odontopediatría también se enfoca en la corrección de hábitos que pueden alterar la alineación dental y la mordida. Prácticas como chuparse el dedo, el uso prolongado del chupete o la respiración oral pueden provocar problemas en el desarrollo del maxilar y llevar a maloclusiones que más adelante requerirán ortodoncia. Los odontopediatras trabajan en conjunto con los padres para modificar estos hábitos de manera gradual y prevenir complicaciones futuras.
Otro aspecto fundamental de la odontopediatría es la detección temprana de alteraciones en la erupción de los dientes y el crecimiento de los huesos maxilares. En este sentido, la Dra. Josie Salloum, fundadora de Clínicas Biodent, nos cuenta que, en algunos casos, es necesario recurrir a tratamientos ortodóncicos interceptivos para guiar el desarrollo adecuado de la dentición y evitar problemas más complejos en la adolescencia. También se utilizan tratamientos como selladores dentales, que ayudan a prevenir la formación de caries en las piezas más propensas, como los molares.
Además del enfoque clínico, la odontopediatría juega un papel importante en la educación y concienciación sobre la higiene bucal. Es común que los niños sientan miedo o ansiedad al visitar al dentista, por lo que los odontopediatras están capacitados para atenderlos con un enfoque amigable y didáctico, creando un ambiente de confianza que les permita sentirse cómodos durante la consulta. A través de juegos, explicaciones sencillas y herramientas visuales, se busca inculcar hábitos de cepillado y alimentación saludable que reduzcan el riesgo de enfermedades dentales.
Conforme los niños crecen, las necesidades odontológicas van cambiando. En la etapa preescolar y escolar, el principal enfoque es la prevención y el tratamiento de caries, mientras que en la adolescencia se da mayor atención a la alineación dental, la corrección de problemas de mordida y la adaptación de los tratamientos según el crecimiento del paciente. Durante esta etapa, algunos adolescentes pueden necesitar ortodoncia para corregir la posición de sus dientes, lo que también es supervisado por el odontopediatra en coordinación con especialistas en ortodoncia.
¿Cómo se puede ayudar a un niño a superar el miedo a ir al dentista?
Esta pregunta no tiene una respuesta fácil y es que para ayudar a un niño a superar el miedo al dentista se requiere paciencia, comprensión y algunas estrategias que lo hagan sentir seguro y tranquilo. Una de las mejores formas de reducir su ansiedad es familiarizarlo con la idea de las visitas al odontopediatra desde una edad temprana, llevándolo a controles regulares antes de que necesite algún procedimiento más complejo. De esta manera, el niño asocia la consulta con una experiencia positiva y no con dolor o temor.
La forma en que los padres hablan sobre el dentista también influye en la percepción del niño. Es recomendable evitar comentarios negativos o palabras que generen miedo, como ‘dolor’, ‘inyección’ o ‘sacar dientes’. En su lugar, se puede explicar de manera sencilla y positiva que el dentista es un amigo que ayuda a mantener los dientes fuertes y saludables. Leer cuentos infantiles o ver videos educativos sobre visitas al dentista puede ser útil para que el niño entienda qué sucederá durante la consulta y se sienta más preparado.
El juego también puede ser una herramienta poderosa para reducir el miedo. Jugar a ser dentista con muñecos o peluches permite que el niño se familiarice con el proceso de revisión dental de forma lúdica y divertida. Incluso se puede hacer una visita previa al consultorio para que conozca el entorno y se sienta más cómodo antes de su cita.
Es importante que los padres mantengan una actitud tranquila y positiva durante la visita, ya que los niños suelen percibir y reflejar las emociones de los adultos. Premiar su valentía con elogios o pequeños incentivos, como una pegatina o una actividad especial después de la consulta, refuerza la idea de que ir al dentista es algo positivo.
En casos de miedo extremo, un odontopediatra especializado en niños ansiosos puede aplicar técnicas de relajación y distracción, como música, juegos o incluso sedación leve si es necesario. Con paciencia y el enfoque adecuado, la mayoría de los niños logran superar su miedo y desarrollar una actitud positiva hacia el cuidado dental.