La primera visita al dentista

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A muchos adultos, las visitas al dentista les produce autentico pavor. Que te saquen una muela no suele hacer demasiada gracia, aunque ahora, gracias a la anestesia, las visitas son menos inquietantes que hace unos años en que te sacaban la muela sin más. Un tirón, una gasa y pa´ tu casa.

Si en algunos adultos, aun impera el temor, ni que decir tiene que para un niño, entrar en el gabinete de un odontólogo puede resultar, cuando menos, impactante. La gran ventaja, es que las consultas del dentista actuales, son modernas y atrayentes, al menos hasta que te fijas en el instrumental. A los más pequeños de la casa, desde su inocencia, esta visita puede entusiasmarles y parecer una aventura. Para que esto sea así, los padres tienen la misión de allanarles el terreno y desviar su atención hacia la parte divertida.

Convertir la primera visita a la consulta del odontólogo en un juego, puede resultar de lo más fructífero y provechoso. Si pasa la prueba de la primera vez, las siguientes, serán pan comido.

En España lo más habitual es que sea el pediatra quien realice los controles durante la erupción de los primera dentición. Hemos consultado a los profesionales de Clínica Gaudí , expertos en implants dentals a Terrassa, al respecto y nos han dado algunas pautas. Salvo que el pediatra observe la evidencia de algún problema, lo más recomendable es acudir al dentista una vez hayan salido todos los dientes de leche. Es decir, en torno a los tres años de edad. A partir de ahí, las visitas deberán hacerse cada seis o doce meses, según determine el odontopediatra.

Qué ocurre durante la primera visita

Durante esta primera visita, prácticamente inocua, el odontopediatra, se encargará de crear el historial clínico del pequeño o pequeña. Realizará una inspección de las encías y los dientecillos de leche. En esta inspección se comprobará la existencia de caries del biberón y a su vez se realizará una evaluación de los posibles problemas o alteraciones que puedan darse por el crecimiento en la forma de los maxilares.

Tras estás comprobaciones, como el peque se ha portado fenomenal, es posible que el odontopediatra le de un premio, si no lo hace, debería. Que a nadie le amarga un dulce, y menos después de que te inspeccionen la boca.

Los padres serán los encargados de recoger toda la información que se les brinde para generar los hábitos de higiene bucodental de su pequeñín. Insistirá en que controlen la ingestión de azucares incidiendo en los problemas en que puede derivar en el futuro y propondrá que empiecen con la administración de flúor para fortalecer la dentadura y protegerla.

Son las visitas más importantes para que los más pequeños se familiaricen tanto con el profesional como con la consulta. La elección de un odontólogo especializado en niños es muy importante para que se genere una relación de confianza entre ambos.

Salvada la primera visita, las siguientes serán pan comido. En el caso de que no haya ido todo lo bien que se espera, poco a poco, el niño ira tomando confianza con su odontopediatra.

Consejos para esa primera consulta

Algunas pautas que se pueden seguir a la hora de afrontar este momento pueden conducir al éxito de la visita, no está demás, tener en cuenta algunas de las siguientes recomendaciones.

Lo principal es la elección de odontólogo. Que esta acostumbrado a tratar a los más pequeños y que le guste ese trato, debe ser siempre la primera opción. Una clínica que cuente con un ambiente adecuado y adaptado a la presencia de niños, hará que el pequeño se sienta cómodo y distraído durante su espera. Normalmente cuentan con juguetes y libros para este efecto.

Prepararlos para su primera visita es esencial. Explicarle lo que le va a hacer el dentista de forma natural y mostrárselo como si fuera un juego, le quitará los miedos que pueda presentar. Una forma de hacérselo entender es jugando con el a los dentistas. También recurrir a sus dibujos animados favoritos puede ser de gran ayuda. Casi todos los dibujos acuden al dentista y lo hacen de forma divertida.

Entrar juntos en la consulta para que el niño se sienta cómodo y relajado es algo permitido y positivo. A la hora de colocar al niño en el sillón, los padres deberán quedarse a un lado para que así odontopediatra y niño establezcan una relación directa que facilitara las respuestas del niño sin la presencia de los padres.

Programar la cita con el dentista a primera hora, mejor por la mañana o en su defecto, a primera hora de la tarde. Si el peque esta descansado, serán mas positivas sus reacciones.

Si durante la visita el niño llora, es conveniente que los padres no interfieran. El dentista manejará la situación de la mejor manera posible.

Cuando termine todo, si se ha portado tan bien como corresponde, es muy positivo premiarle y reforzar así las ganas de volver. Lo contraproducente es castigarlo si se porta mal, relacionará el castigo con las visitas al dentista y no querrá volver.

No expresar los propios miedos ante él, pues le generará dudas y temor. Si a los papas les da miedo que le puede pasar, se preguntará de manera automática.

En último lugar, se predica con el ejemplo, si tu vas a tu dentista feliz, sin temor y de forma regular, los pequeños imitarán ese comportamiento. Hacer que te acompañe en alguna de tus visitas le permitirá comprobar que no pasa nada malo.

Poco más se puede añadir al respecto de como afrontar esa primera visita al tan temido dentista. Los niños son esponjas que absorben toda la información que les rodea, ya sea de forma directa o indirecta. Por esa misma razón, informarle en primera persona de lo que se va a acontecer en la visita, porque hay que acudir y que pasa en ella, le dará mayor tranquilidad que si le dejas con la intriga.

Solo hay que ponerse en su lugar y pensar cómo te gustaría que hubieran hecho contigo cuando llegó la hora de pasar ese mal rato.

 

 

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